¿Está América Latina perdiendo el tren de la inteligencia artificial?

Un reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha encendido las alarmas sobre un preocupante rezago de América Latina en materia de inteligencia artificial (IA). A pesar de representar el 6,3% de la economía mundial, la región solo concentra el 1,6% de la inversión global en IA. Este dato no solo revela un desfase tecnológico preocupante, sino también una peligrosa falta de visión política en torno al tema.

Inversión mínima y decreciente

El estudio muestra que América Latina invierte apenas 2.600 millones de dólares al año en IA, una cifra considerablemente menor si se compara con Estados Unidos (78.000 millones), Asia (61.000 millones), Europa (22.000 millones) y Medio Oriente y África (3.600 millones). Lo más inquietante es que las inversiones en este campo han disminuido entre 2019 y 2023 en países como Brasil, Argentina, Colombia y Perú.

A nivel nacional, Brasil lidera la inversión con 1.100 millones de dólares, seguido por México (660 millones), Chile (163 millones), Argentina (146 millones), Colombia (136 millones) y Perú con apenas 77 millones. A pesar de estas cifras, el tema de la IA no forma parte del debate público ni de las prioridades políticas en la mayoría de los países de la región.

¿Obsesión con lo tradicional?

Mientras las grandes potencias tecnológicas desarrollan modelos de lenguaje avanzados como ChatGPT, Gemini o DeepSeek, América Latina no ha producido ninguno, ni siquiera una versión modesta. Así lo confirma Luis Von Ahn, el emprendedor guatemalteco creador de Duolingo y CAPTCHA, quien alerta que todo el desarrollo en IA ocurre en Estados Unidos, China y Europa, mientras la región sigue dependiendo de tecnologías extranjeras.

Von Ahn advierte, además, que algunos países latinoamericanos están invirtiendo en industrias como call centers y atención al cliente, que están condenadas a desaparecer con la automatización. “Los call centers van a desaparecer en cinco años. Invertir en ellos es una pérdida de tiempo”, afirmó. En su lugar, recomienda desarrollar aplicaciones de IA que mejoren sectores estratégicos como la agricultura y el turismo.

Más allá de la infraestructura: la capacidad de adopción

Para Raúl Katz, coautor del estudio de la CEPAL y director de investigación en estrategia empresarial del Instituto de Tele-Información de la Universidad de Columbia, el principal problema no es la infraestructura tecnológica, sino la escasa capacidad de adopción de las empresas. En América Latina, más del 95% de las compañías son pequeñas o medianas, y carecen de recursos y personal capacitado para incorporar la IA a sus procesos.

Katz plantea una solución clara: crear institutos tecnológicos que apoyen a las pequeñas empresas en la adopción de la IA, tal como lo han hecho países como Alemania y Japón. Además, subraya la necesidad urgente de mejorar los niveles de educación superior: mientras el 52% de los estadounidenses mayores de 25 años tienen un título universitario, solo el 22% de los brasileños y mexicanos lo tienen.

IA: una herramienta para todos los sectores

Tanto Von Ahn como Katz coinciden en que la adopción de la IA no debe limitarse a industrias tecnológicas. Incluso en sectores tradicionales como la agricultura o el turismo, la IA puede marcar una diferencia significativa. Por ejemplo, puede utilizarse para medir la humedad del suelo, calcular dosis exactas de fertilizante, optimizar rutas de distribución, o personalizar experiencias turísticas.

En palabras de Von Ahn: “Incluso con la IA más inteligente, la gente seguirá comiendo aguacates y viajando por placer. Ahí es donde me enfocaría, no en la subcontratación”.

¿Qué está en juego?

El panorama es claro: si América Latina no coloca la IA en el centro de su agenda política, educativa y económica, se arriesga a sufrir una pérdida masiva de empleos, un menor crecimiento económico y una nueva ola migratoria hacia países más desarrollados. No se trata de elegir entre tecnología o commodities, sino de utilizar la tecnología para hacer más competitiva toda la economía.

América Latina se encuentra ante una disyuntiva histórica. Puede continuar mirando hacia el pasado, anclada en modelos económicos tradicionales, o apostar por el futuro y utilizar la inteligencia artificial como motor de desarrollo. Pero cada año de inacción ensancha la brecha tecnológica y debilita su posición en el escenario global. La revolución de la IA ya está aquí. O la región se suma, o quedará irremediablemente rezagada.